El pasado primero de diciembre, Enrique Peña Nieto hizo el anuncio de trece decisiones presidenciales entre las cuales destaca una en materia económica y presupuestal. Ese día expresó: "en los próximos días pondré a consideración del Congreso de la Unión el Paquete Económico 2013, con un cero déficit presupuestal. La solidez de las finanzas públicas seguirá siendo pilar en la conducción de la economía nacional." Una semana después cumplió. El presupuesto 2013 incorpora la idea del déficit presupuestal cero. Con ello, se renuncia al financiamiento deficitario del gasto público para incidir en el comportamiento de la demanda agregada, de la inversión, del crecimiento económico y el empleo. Se renuncia a la posibilidad de instrumentar una política fiscal capaz de incidir en el comportamiento del ciclo económico. Es verdad, se gana en reputación internacional, pues se manda al mundo de las finanzas internacionales el mensaje de que el gobierno de Peña Nieto será un gobierno conservador en materia de finanzas públicas; aunque muchos nos preguntamos si no serán suficientes más de tres décadas de politicas conservadoras en la materia.
Ésta decisión, sin lugar a dudas facturada en el área de Economía que comanda Luis Videgaray, en el contexto de una economía mundial que ha disminuido su crecimiento económico y que amenaza con mantenerse así durante los próximos años, constituye una renuncia a la posibilidad de hacer uso de los pocos recursos de política fiscal que posee el gobierno mexicano para alentar el crecimiento económico en nuestro país.
Sobre este asunto, no pocos economistas en el país habrán de pronunciarse al respecto, unos lo harán a favor y otros en contra. En este sentido, el Dr. Alejandro Villagómez quien es uno de los estudiosos más serios en nuestro país sobre temas relacionados con la macroeconomía de las finanzas públicas nos regala una valiosísima reflexión en torno a este tema.
Sobre el tema el Dr. Villagómez ha escrito: "Pareciera que el déficit cero se ha convertido en un fín y no en un medio para alcanzar mayor crecimiento. Esto último es una restricción adicional. Creo que si queremos ver un cambio cualitativo en política fiscal, es momento de que la nueva autoridad demuestre su destreza en el manejo macroeconómico en esta materia. Existen varias posibilidades, como por ejemplo adoptar el concepto de déficit estructural como lo he mencionado desde hace años. Lo importante es mostrar que es posible que nuestro país alcance mayores tasas de crecimiento sin poner en riesgo su posición fiscal".
Ya líneas atrás en su valiosísima reflexión, el Dr. Villagómez, claridoso, nos había regalado una perla de colección: "...si la idea es seguir pensando que lo único relevante es mantener un déficit cero, entonces en realidad no requiero de un macroeconomista. Basta con tener un buen contador que mantenga bajo control las cuentas públicas."
Un artículo, el del Dr. Villágomez que vale la pena leer. Un tema sobre el cual no existen consensos únicos y que divide a los economistas. Es hora de revisar la importancia del uso del gasto público para apuntalar los grandes proyectos de inversión pública y social que exige nuestro país. Las propuestas del Dr. Villagómez son viables y necesarias. Nos unimos a las propuestas que plantea nuestro reputado macroeconomista.
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