domingo, 22 de mayo de 2011

Los orígenes de la delincuencia organizada en México. La Cosa Nostra en México, 1938-1950

Juan José Mendoza Alvarado

Juan Alberto Cedillo, autor de "Los Nazis en México" ha labrado su prestigio de escritor riguroso, bien documentado y de amena lectura al ganar el Primer Premio Debate de Libro Reportaje 2007 con la obra señalada, la cual se convirtió en un importante bestseller además de ser una obra de consulta indispensable sobre el tema.

Hoy nos sorprende con la publicación de "La Cosa Nostra en México, 1938-1950. Los negocios de Lucky Luciano y la mujer que corrompió al gobierno mexicano" libro recién desempacado cuyo titulo resulta extraordinariamente seductor para todos aquellos interesados en el tema.

La intensidad de la guerra entre los diferentes grupos de la delincuencia organizada en nuestro país y la decisión del Presidente Calderón de combatirla con el ejército en las calles así como los casi 40,000 muertos en esa guerra fratricida de los últimos años, ha hecho que miles de mexicanos cobren conciencia repentina sobre la existencia de estos grupos como si fuesen un fenómeno de reciente factura, de reciente aparición. No lo es así. En "Narcotráfico y Poder" (1999) Jorge Fernández Menéndez nos explica, citando a Celia María Toro en la perspectiva de identificar los orígenes del narcotráfico en nuestro país, "que en México, al igual que en los Estados Unidos, los chinos fueron los que trajeron el opio al país, principalmente a Sonora y Sinaloa" debido a esto el gobierno federal habría prohibido la inmigración china desde 1921 para desplazar a los chinos del negocio e impulsar la formación de bandas locales a su servicio. Los datos históricos interesantísimos abundan en la obra de Jorge Fernández Menendez la cual nos muestra las acciones de Carranza, Obregón y Calles en su lucha contra el narcotráfico; pero hay una hipótesis central en dicha obra: "La historia muestra que quienes ejercen la regulación del mercado de la droga han sido miembros del sector público, ya sea directamente o con la cooperación necesaria de otros agentes exteriores" (pág. 34). La misma hipótesis se prueba en la obra de José Alfredo Andrade Bojorges titulada "La Historia Secreta del Narco. Desde Navolato vengo (Edit. Oceano, 1999) en la que el autor además de documentar los orígenes históricos del narcotráfico bajo el amparo del gobierno de nuestro país, sostiene que "en México el narcotráfico, lejos de ser una actividad delictiva, es un movimiento social que fue instrumentado por el Estado, de la misma manera que lo hizo con el sindicalismo" (pag, 24).

Más recientemente, en el contexto de la sangrienta guerra que se libra entre las diferentes bandas de la delincuencia organizada y de ésta contra el ejército mexicano ha surgido un auténtico boom de literatura que aborda el problema del narcotráfico en Mexico. Entre muchos otros encontramos: "El Cártel de Sinaloa. Una historia del uso político del narco" de Diego Enrique Osorno, Editado por Grijalbo, 2009; "El Cartel Incómodo. El fín de los Beltrán Leyva y la hegemonía del Chapo Guzmán" de José Reveles, Editado por Grijalbo, 2009; "Marca de Sangre. Los años de la delincuencia organizada" de Héctor de Mauleón, Editado por Temas de Hoy, 2010 y "Los Señores del Narco" de Anabel Hernández, editado por Grijalbo, 2010 este último con abundante información sobre la presencia de la delincuencia organizada en Nayarit. Todos, todos sin excepción fortalecen la hipótesis anteriormente enunciada: el narcotráfico ha funcionado y crecido gracias a la complicidad de los grupos de interés existentes al interior del poder público de nuestro país muchas veces en alianza con intereses del exterior, particularmente estadounidenses.

La obra más reciente de Juan Alberto Cedillo, "La Cosa Nostra en México" viene a enriquecer con el detalle histórico la hipótesis y la perspectiva anteriormente enunciada. Nos dice la cuarta de forros de esta exquisita obra: "La Cosa Nostra en México narra la historia de una camarera que se convirtió en la mujer más poderosa de la mafia y corrompió al gobierno mexicano: Virginia Hill. Esta hermosa e inteligente pelirroja comenzó a trabajar a los 17 años para aquella organización criminal, en 1933. Fue apostadora profesional, experta en lavado de dinero y mensajera de los capos. Conoció al poderoso gángster Benjamin Bugsy Siegel, con quien se casó. Ella lo ayudó a establecer las conexiones necesarias para traficar marihuana, opio y heroína desde México hacia los Estados Unidos. Trás el sangriento asesinato de Siegel en 1947, la plana mayor de la mafia, Lucky Luciano, Frank Costello y Meyer Lansky, la envió de nuevo a a México con una misión: comprar funcionarios mexicanos del más alto nivel, con el propósito de establecer un casino en el puerto de Acapulco y asegurar su naciente industria de narcotráfico. Entre suntuosas fiestas a las que acudían importantes personajes del gobierno, hermosas mujeres y miembros de la mafia, numerosos servidores públicos fueron seducidos por el dinero y el lujo". Una verdadera provocación que invita a realizar su lectura.

miércoles, 18 de mayo de 2011

La imprudencia de las Élites Gobernantes o la importancia de realizar un buen diagnóstico

Juan José Mendoza Alvarado

Paul Krugman, premio nobel de economía 2008, economista de orientación neokeynesiana desnuda este lunes en "El País" las falacias de la retórica dominante en Washington que pretende achacar la responsabilidad de la crisis económica mundial de 2009 al apetito voraz de los ciudadanos que demandaban altas utilidades a cambio de nada en un artículo titulado "La imprudencia de las Élites". (El País, 15 de mayo, 2011) Para Krugman, este punto de vista "que culpa a la ciudadanía no solo es interesado sino erróneo." Denuncia que los mismos que metieron a la economía estadounidense y al mundo en el follón que ahora vivimos (los últimos tres años han sido un desastre para la mayoría de las economías occidentales, Estados Unidos registra un desempleo masivo de larga duración por primera vez desde los años treinta) pretenden convertirse en halcones de la jerigonza que previene sobre los efectos del déficit presupuestal sobre la economía.

La lectura del artículo es útil porque evidencia la discrepancia de prioridades para dos de las más influyentes escuelas del pensamiento económico dominante en las economías desarrolladas: Neoclásicos y Neokeynesianos; los primeros centrados en los efectos de las fuentes de financiamiento del déficit fiscal sobre la economía y los segundos centrados en la reactivación de la demanda y la creación de empleo.

Para Krugman son tres las causas del actual déficit público norteamericano: "la primera fue la bajada de impuestos de George Bush que se tradujo en 2 billones de dólares más para el déficit fiscal durante la década pasada; la segunda, las guerras de Irak y Afganistán que sumaron 1.1 billones de dólares más al déficit y tercera la gran recesión que provocó un desplome de los ingresos y un repunte del gasto en prestaciones por desempleo y otros programas de seguridad social". Enseguida señala directamente a Alan Greenspan y George Bush como los responsables del grupo de poder con enorme influencia en Washington y Wall Street que comandaron el proceso de liberalización irresponsable del sector financiero estadounidense, decidieron el recorte de impuestos y la guerra contra Irak y Afganistán.

Concluyente, Paul Krugman afirma: "fueron los desaciertos de la élite, y no la avaricia de la gente de a pie, los que causaron el déficit de los EE UU. Y en líneas generales lo mismo podría decirse de la crisis europea".

¿Cuál es la importancia o posible trascendencia de todo esto? Según Krugman, una posible repuesta se ubica en el campo que permite deslindar la responsabilidad misma. Que no vengan los responsables del desastre presupuestal a advertirnos ahora de la irresponsabilidad con que actuaron en el pasado inmediato; y, sin lugar a dudas, la que a mí me parece fundamental: "al inventar historias sobre nuestras dificultades actuales que absuelven a quienes nos han puesto en esta situación, eliminamos toda posibilidad de aprender de la crisis. Tenemos que culpar a quien corresponde, para dar una lección a nuestras élites políticas. De lo contrario, harán todavía más daño en años venideros".