Craig Calhoun es Director de la London School of Economics (LSE), una de las más prestigiadas instituciones universitarias que enseñan Economía en Europa y en el mundo. Hace dos semanas visitó nuestro país donde dictó algunas conferencias y se reunió con egresados de la LSE. A continuación les comparto la nota que publicó el Diario Reforma y reprodujo fielmente el Diario AM firmada por Leonardo Valero el pasado 16 de febrero.
- En un mundo cada vez más desigual, en el que la visión de corto plazo se impone en la política y la economía, la democracia corre peligro.
Brotes de violencia en el mundo en desarrollo; Proliferación de políticas populistas, de izquierda y de derecha, en Estados Unidos y Europa; Expresiones ambas de sociedades que buscan alternativas ante el descontento general producto de la inequidad, son algunos de los riesgos inminentes que enfrenta el capitalismo global según Craig Calhoun, director de la London School of Economics (LSE).
Doctor en Historia y Sociología por la universidad de Oxford, Calhoun lleva más de 40 años trabajando en la interconexión entre las ciencias sociales, la economía y la política, así como su impacto en las políticas públicas.
"La creciente inequidad en Estados Unidos es uno de los factores que contribuyen a la disfuncionalidad de su sistema político, evidenciado con la parálisis en el Congreso", declaró a REFORMA durante su visita al DF la semana anterior.
"(El debate) no era sobre desigualdad, pero ésta condiciona las respuestas populistas –a veces de izquierda, otras de derecha– en la creación de políticas gubernamentales".
El invierno parece haber terminado hoy en la Ciudad de México. El calor hace envidiar a la Diana Cazadora bañada por persistentes chorros.
Tres pisos arriba, Calhoun habla con calma, siempre con una sonrisa. De lejos, nadie adivinaría que enumera algunos de los principales riesgos para la democracia y el capitalismo global en nuestros días.
"El ánimo antiinmigrante de la derecha en el Reino Unido obstaculiza los beneficios para el país por su rol en la globalización, pero al mismo tiempo está impulsado por la desigual distribución de los beneficios de la globalización en el país".
Estudios publicados en enero pasado, días antes del Foro Económico Mundial de Davos, respaldan las preocupaciones de Calhoun.
Hoy, las 85 personas más ricas del mundo poseen igual cantidad de recursos que, en conjunto, los 3 mil 750 millones menos afortunados habitantes del planeta, advierte una investigación de Oxfam Internacional.
En Estados Unidos, todo el crecimiento económico generado entre 2009 y 2011, tras la crisis financiera global, fue a parar a manos de sólo el 1 por ciento más rico de la población, destaca el mismo estudio.
"Cuando la desigualdad es mayor, y ésta ha crecido dramáticamente desde 1970, merma la confianza de la gente en el sistema predominante, y detona la búsqueda de alternativas.
"Separatismo, antiinmigración, insurgencia en el campo, todas tienen la capacidad de ser apoyadas por personas que han perdido la fe en las instituciones existentes".
La dictadura de los mercados
Bajo la presión de los mercados financieros, la visión de corto plazo se impone por sobre decisiones de más largo alcance.
Calhoun destaca que son precisamente esas decisiones de gran calado, lo mismo en la política que en la economía, las que se necesitan para combatir la desigualdad de manera efectiva.
"Es muy difícil encontrar políticos que piensen más allá de la próxima elección, y el futuro de los países lo requiere", señala.
"Lo mismo pasa en los negocios. Se quiere maximizar las ganancias, pero para el próximo reporte trimestral, sin pensar mucho en los siguientes dos o cinco años".
La crisis financiera global estuvo influenciada por este cortoplacismo , expresa.
"Pero a pesar de la inestabilidad que genera en las empresas, ellas no tienen completa capacidad de elegir, pues los mercados financieros dictan una orientación de muy corto plazo".
En un sistema económico donde todo está interconectado, una visión miope genera riesgos estructurales que se extienden rápidamente por doquier.
"Cuando todos están bajo las mismas presiones financieras, puede ser muy difícil planear un negocio o un país".
La guerra del agua
Craig Calhoun nació en 1952 en Estados Unidos, donde desarrolló buena parte de su carrera académica; primero, en Carolina del Norte y, más tarde, en Nueva York.
Ha dado clases en China, Francia y África, y desde septiembre de 2012 encabeza la LSE, una de las universidades más reconocidas de Gran Bretaña por sus estudios sobre la globalización.
Calhoun lamenta que ningún país esté haciendo hoy lo suficiente para enfrentar la creciente tensión por la competencia de recursos a nivel mundial.
No sólo por los recursos energéticos, como es ya bien sabido, sino también por el agua.
"A diferencia de los conflictos por la energía, los conflictos por agua son temas de vida o muerte".
"Estamos a un paso de un conflicto por agua", advierte. "Espero que no demos ese paso, pero no hemos desarrollado la cooperación internacional para manejar esto".
El declive de la ONU y del liderazgo estadounidense en las instituciones financieras no ayuda.
"¿Cómo vamos a estabilizar esto?, ¿tendrá China el papel que jugaba Estados Unidos? Lo dudo. No lo hará pronto.
"¿Será algún grupo como el G8 o el G20?, ¿pueden hacerlo? No está claro.
"Es un problema real en el que nadie parece estar trabajando. Por el contrario, en los últimos años hemos visto crecer el bilateralismo. Países haciendo tratos con otros países en lo individual en lugar de crear estructuras más grandes de cooperación.
"Hemos visto crecer el nacionalismo, y el regionalismo".
Tras unos días en Colombia, Calhoun estuvo en México del 6 al 9 de febrero como parte de la delegación británica que acompañó la visita del Viceprimer Ministro, Nick Clegg.
Impartió conferencias en el ITAM y en el Tec de Santa Fe, y sostuvo reuniones con ex alumnos de la LSE.
El pasado domingo aprovechó el buen clima y sus últimas horas en la ciudad para pasear con amigos por uno de sus rincones favoritos en la ciudad: Coyoacán.