viernes, 25 de noviembre de 2011

DE KEYNES A KEYNES.

La Crísis Económica Global, en Perspectiva Histórica

Federico Novelo Urdanivia (EUMED.NET)


INTRODUCCIÓN


Comprender los acontecimientos que agobian al capitalismo internacional, desde muy diversas ópticas de la teoría económica, ortodoxa o no, parece un esfuerzo despojado de referentes históricos y, por ello, tiende a convertirse en una suerte de voluntarismo economicista que, en lo personal, ni puedo ni quiero compartir; una forma aceptablemente confiable de evitar la repetición de los errores pasados, que la historia generosamente nos cuenta, es la de conocerlos conociéndola, sin pretender apreciar a los momentos culminantes, ahora de la crisis en curso, como relámpagos carentes de entorno y antecedentes. Hoy se trata, en mi opinión, de realizar un ejercicio braudeliano, de recorrer y rescribir una historia de larga duración (más o menos), desde los amplios antecedentes de los años ochenta del siglo pasado hasta la nueva incertidumbre que acompaña al momento económico global que vivimos, incluyendo –por supuesto- la reivindicación de especulaciones válidas sobre el porvenir.

En el desarrollo del tema relativo a los cambios globales, el punto de partida más conveniente parece ser el del inicio de lo que Eric Hobsbawm llamó el siglo XX corto (1914-1991); esta historia, desde el fin de la Paz de los Cien Años hasta el de la era soviética, es el período al que Hobsbawm dedicó sus indagaciones para el estupendo producto que nos ofreció en 1994 . A nosotros corresponde, ahora, dedicar las nuestras sobre los aspectos centrales de lo acontecido en las dos últimas grandes depresiones: La que arranca en 1929 y aquella cuyo inicio podemos fechar en enero de 2007, sin que su duración, al mediar el 2009, sea ni remotamente predecible .

Las peculiaridades del fenómeno globalización, el que arranca justo con la conclusión de la Guerra Fría, permiten aislarlo de la recurrente tentación por considerar –como se hace en una caracterización realmente amplia- que la globalización se inició con los desembarcos de Cristóbal Colón y Vasco da Gama, en Guanahaní y Calicut, respectivamente y que sólo se ha interrumpido entre 1914 y 1945 . De satisfacer a esa tentación, para mi gusto, proviene la pérdida de eficacia explicativa del término y la comodidad de su uso, por ejemplo, en los espacios que por mucho tiempo ocupó el imperialismo. No obstante, y como veremos, hay similitudes –especialmente visibles en los orígenes y dinámica de las crisis económicas, tanto en 1929 como en el presente- que no pueden ignorarse; por ello, considero que la Era de oro del capitalismo global (1893-1914), es un momento previo de globalización que, por lo que significó y –muy especialmente- por lo que le siguió, ni puede ni debe ser ignorado. De tal circunstancia, en parte fundamental, se origina el nombre de este trabajo, que intenta responder a las razones por las que, en calidad de médico (o, mejor, como afirma Krugman, de reformista religioso, de Martín Lutero), J. M. Keynes interviene en un escenario económico que no se deja explicar, menos atender, por la ortodoxia económica y, cómo, tras una prolongada noche de fundamentalismo de mercado (con la aparición y éxitos de Ignacio de Loyola –Milton Friedman, para la analogía krugmaniana- y su orden de jesuitas –monetaristas- ), un keynesianismo sin Keynes (o, de nuevo Krugman, ahora afirmando que: “A largo plazo Keynes aún sigue vivo” ) hace acto de presencia en el crepúsculo del llamado neoliberalismo. La otra circunstancia relacionada con el título deriva de la percepción que se hizo y hoy se hace de Keynes, quien –a pesar del reconocimiento temprano de algunos marxistas, como Paul M. Sweezy - fue considerado mayoritariamente como un hombre de derecha, por autores como John K. Galbraith, Paul Mattik, Robert Skidelsky y... el mismísimo Keynes ; al respecto, resulta groseramente ilustrativo que en la licenciatura de economía de la Universidad Autónoma de Sinaloa (México), por ejemplo, el curso sobre teoría keynesiana tiene la pintoresca denominación de Economía Burguesa II; en la actualidad, como bien nos lo recuerda Antonio Gazol en El Correo del Sur (19/10/2008)-extraordinario suplemento, propio de periodismo de primer mundo, que dirige el entrañable Adolfo Sánchez Rebolledo-, Keynes, “sin haberse movido un milímetro”, es percibido como una amenaza de izquierda . De Keynes a Keynes, intenta explicar ambos giros; y hasta aquí llega la explicación del título, ya que agrede al sentido común, por cuanto un título abundantemente explicado muy difícilmente puede ser atinado.

El plan del libro es el siguiente:
a) La primera parte está destinada a explicar los orígenes de la Gran Depresión, a destacar las reacciones de la economía estándar, poniéndolas en tensión con una primera aproximación al tema desde las elaboraciones keynesianas. En esta parte se intenta una caracterización de la misma crisis, con una exposición de lo que Keynes denominó su método y su análisis del fenómeno al debatir con los liquidacionistas y, en general, con los defensores del patrón oro. Se analizan los efectos mundiales de la Gran Depresión, destacando la emergencia del nacionalismo económico y sus más relevantes protagonistas; se pasa revista a sus más relevantes lecciones, comenzando con la exposición de las conexiones entre el crack de 1929 y la Gran Depresión y se describen los antecedentes, desarrollo y resultados de la Conferencia de Bretton Woods, así como las características del mundo de la posguerra.

b) La segunda parte inicia con la descripción de la llamada Edad de Oro, donde son visibles los acuerdos entre el conservadurismo moderado de los republicanos y el liberalismo, también moderado, de los demócratas, para producir y generalizar la economía mixta, con resultados plausibles para los más diversos agentes económicos. Se analiza el resurgimiento del conservadurismo radical, partiendo de las variables explicativas de su emergencia y la conversión del Partido Republicano en su hogar; se examina la expresión económica de los conservadores, desde el intento de desnaturalización-absorción de Keynes mediante la llamada síntesis neoclásica-keynesiana hasta la construcción de la hipótesis de las expectativas racionales, pasando por las propuestas monetaristas de Milton Friedman y su célebre tasa natural de desempleo. Se describe el surgimiento del conservadurismo desde el poder, con la histórica frase de Ronald Reagan, “El gobierno no es una solución para nuestros problemas; el gobierno es el problema”, y se continúa con la cascada de desregulaciones que, apoyadas en la supuesta magia del mercado, pavimentan el camino por el habría de transitar la crisis actual. Se examina el proceso de creación, desmembramiento, empaquetamiento y titulación de derivados, especialmente los subprime, de alto riesgo, y su distribución global, como embutidos envenenados, y la reorganización institucional que los posibilitó, abusando de los espíritus animales (la confianza y sus multiplicadores, la equidad, las historias y la ilusión monetaria) de las víctimas de la especulación y mostrando una parte, y sólo una parte, de la ineficacia de la economía estándar para mostrar alguna explicación plausible del fenómeno y sus consecuencias.

c) Una tercera parte, la final, se destina a describir las razones del regreso de Keynes, a partir de la enorme superioridad de sus aportaciones, sobre la economía convencional, para explicar el fenómeno crítico en curso y, lo que quizá sea más importante, para definir los derroteros de su superación. Aquí, por encima de la información que arroja la crisis, se destaca el hecho subyacente de percibirla, también y fundamentalmente, como el fracaso intelectual de las diversas expresiones neoclásicas de explicación del funcionamiento del sistema económico y de las llamadas turbulencias, para Keynes normalidades, que le acompañan. El libro concluye con un cuerpo de conclusiones que reivindican la actualidad de Keynes y con un anexo que se destina a describir la cronología de la crisis actual con sus, hasta ahora, visibles efectos y la comparación entre las eras keynesiana y poskeynesiana.

En el proceso de elaboración de este libro, he contado con las atinadas observaciones de cuatro grandes economistas mexicanos, Marcos T. Águila, Rolando Cordera Campos, Antonio Gazol Sánchez y Carlos Tello Macías y de un notable intelectual mexicano, José Woldenberg Karakowsky (para su fortuna, no economista) que, en todos los casos, sirvieron para enriquecer considerablemente los resultados. El apoyo de un viejo amigo, Francisco Gómez Ruiz, para lograr la mejor alternativa editorial, constituye un extraordinario favor, por el que le estoy profundamente agradecido. Una ayuda, por permanente no menos significativa, me ha sido proporcionada por mi mujer, Elsa Cadena González, quien –no sólo en este caso- me ha brindado sus amplios conocimientos sobre los misterios cibernéticos, para hacer del libro un resultado presentable. A todos ellos mi más agradecido reconocimiento; aunque, como es costumbre, quedan exonerados de cualquier responsabilidad sobre los errores, omisiones y excesos del libro que, también como es costumbre, deberán cargarse a mi cuenta.


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