Juan José Mendoza Alvarado
Paul Krugman, premio nobel de economía 2008, economista de orientación neokeynesiana desnuda este lunes en "El País" las falacias de la retórica dominante en Washington que pretende achacar la responsabilidad de la crisis económica mundial de 2009 al apetito voraz de los ciudadanos que demandaban altas utilidades a cambio de nada en un artículo titulado "La imprudencia de las Élites". (El País, 15 de mayo, 2011) Para Krugman, este punto de vista "que culpa a la ciudadanía no solo es interesado sino erróneo." Denuncia que los mismos que metieron a la economía estadounidense y al mundo en el follón que ahora vivimos (los últimos tres años han sido un desastre para la mayoría de las economías occidentales, Estados Unidos registra un desempleo masivo de larga duración por primera vez desde los años treinta) pretenden convertirse en halcones de la jerigonza que previene sobre los efectos del déficit presupuestal sobre la economía.
La lectura del artículo es útil porque evidencia la discrepancia de prioridades para dos de las más influyentes escuelas del pensamiento económico dominante en las economías desarrolladas: Neoclásicos y Neokeynesianos; los primeros centrados en los efectos de las fuentes de financiamiento del déficit fiscal sobre la economía y los segundos centrados en la reactivación de la demanda y la creación de empleo.
Para Krugman son tres las causas del actual déficit público norteamericano: "la primera fue la bajada de impuestos de George Bush que se tradujo en 2 billones de dólares más para el déficit fiscal durante la década pasada; la segunda, las guerras de Irak y Afganistán que sumaron 1.1 billones de dólares más al déficit y tercera la gran recesión que provocó un desplome de los ingresos y un repunte del gasto en prestaciones por desempleo y otros programas de seguridad social". Enseguida señala directamente a Alan Greenspan y George Bush como los responsables del grupo de poder con enorme influencia en Washington y Wall Street que comandaron el proceso de liberalización irresponsable del sector financiero estadounidense, decidieron el recorte de impuestos y la guerra contra Irak y Afganistán.
Concluyente, Paul Krugman afirma: "fueron los desaciertos de la élite, y no la avaricia de la gente de a pie, los que causaron el déficit de los EE UU. Y en líneas generales lo mismo podría decirse de la crisis europea".
¿Cuál es la importancia o posible trascendencia de todo esto? Según Krugman, una posible repuesta se ubica en el campo que permite deslindar la responsabilidad misma. Que no vengan los responsables del desastre presupuestal a advertirnos ahora de la irresponsabilidad con que actuaron en el pasado inmediato; y, sin lugar a dudas, la que a mí me parece fundamental: "al inventar historias sobre nuestras dificultades actuales que absuelven a quienes nos han puesto en esta situación, eliminamos toda posibilidad de aprender de la crisis. Tenemos que culpar a quien corresponde, para dar una lección a nuestras élites políticas. De lo contrario, harán todavía más daño en años venideros".
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