El Movimiento Yo soy #132 es uno de los fenómenos más interesantes y novedosos de la coyuntura política de la sucesión presidencial de 2012. Señalada la generación actual, en forma ramplona y superficial, como una que ni trabaja ni estudia (la generación "nini" le han llamado algunos), la bola de nieve que provocó la presencia de Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y la inconveniente respuesta de Pedro Joaquín Coldwell hicieron posible que esta generación nos mostrara otro rostro: el de los jóvenes con conciencia política, críticos, el de los jóvenes que aspiran a vivir en un país con mayor justicia social, sin pobreza, con oportunidades de empleo, con seguridad pública y ocupada en la preservación de nuestro medio ambiente.
Si el movimiento YO SOY #132 trasciende o no la coyuntura actual, cosa que está por verse, en cualquier caso quedará para el registro de la coyuntura y de la historia la expresión de un grupo de jóvenes que ha mostrado poseer agenda y urgencia en promover el cambio social (urgencia traducida no pocas veces en intolerancia y mesianismo). No obstante también, un movimiento cuya agenda, cualquier gobernante medianamente sensible, de cualquier partido político tendrá que tener presente, tendrá que tomar en cuenta.
Comprender cabalmente a la actual generación requiere de armar las varias piezas del rompecabezas y van más allá de los mal llamados ninis y del Yo soy #132. El Maestro Alejandro Nadal, nos proporciona algunas luces para entender una de ellas: el estado que guarda el gasto en Educación Media Superior y Superior y el segmento de jóvenes privilegiados que tienen acceso a estos niveles de educación. El profesor-investigador del Colegio de México, nos comparte la gráfica de Marcos Chávez la cual muestra la evolución del gasto en educación media superior y superior durante los últimos 35 años en México y está en pesos reales de 2010.
Con relación a la educación media superior, Nadal observa que:
En el ciclo 77-78 el gasto por estudiante en el segmento de educación media era de mil 400 pesos (todas las medidas son en pesos de 2010) y 10 años después el gasto era de sólo 616 pesos. Hacia finales del sexenio de Salinas el gasto parece irse recuperando, pero como el modelo neoliberal se nutre de ciclos de expansión insustentables, eso no era sustentable. El terrible ajuste impuesto sobre la población a raíz de la crisis de 1994-95 nuevamente reduce el gasto hasta mil 105 pesos por estudiante en 1999. A partir de esa fecha, los recursos invertidos por estudiante se mantienen estancados y hoy, al concluir el ciclo 2011-2012 el gasto por estudiante en el nivel de enseñanza media se sitúa al mismo nivel que el gasto de hace 35 años, unos cuatro pesos diarios.Con relación a la educación superior, Nadal escribe:
La serie de datos sobre el gasto en la educación superior arranca con 4 mil 110 pesos por estudiante en la matrícula de educación superior para el ciclo 1977-78. Al igual que el caso anterior, se observa un desplome en los años 80 superior, de tal modo que el gasto se reduce en más de 50 por ciento hasta quedar en mil 866 pesos en el ciclo 85-86. Después sobreviene la engañosa recuperación en el gobierno de Salinas. La crisis de 1994-95 tuvo un efecto destructivo sobre el gasto en educación superior. Y como muestra la gráfica, hoy estamos por debajo del nivel que tenía México en 1977-78.
La gráfica derrumba mitos y creencias que algunos de nuestros gobernantes se han empeñado en construir: el gasto actual en educación media superior y superior en términos reales, apenas alcanza los niveles de 1977. Esto nos puede ayudar a comprender porqué el sistema de educación pública no puede ofrecer un espacio a los millones de jóvenes mexicanos que lo demandan, esta gráfica nos ayuda a comprender las limitaciones reales en las que opera uno de los ingredientes fundamentales para la promoción del desarrollo económico y de la cada vez menor movilidad social.
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